Cuando se acerca el buen tiempo, lo que más nos apetece es volver a casa del trabajo y, si tenemos la suerte de contar con una parcela de jardín, descansar nuestros pies (y nuestra mente) para alejarnos del estrés del mundanal ruido durante, al menos, unas horas. Pero esta experiencia tan placentera no lo será tanto si nuestros muebles de exterior se encuentran desvencijados y en mal estado. Obviamente, no es igual que nuestros muebles estén cubiertos que a la intemperie, del mismo modo que tampoco todos los muebles de exterior son iguales en cuanto a las maderas con las que están hechos. Por eso, antes de lanzarte a comprar pintura y barnices para tus muebles de jardín, vamos a darte una serie de indicaciones.
“¡Más madera…!”
“Es la guerra”, que diría Groucho Marx. La madera con la que están fabricados nuestros muebles determina en gran medida los cuidados necesarios. Los construidos en madera barnizada (de pino, por ejemplo) tienden a necesitar una atención más periódica, mientras que los muebles de exterior en madera tropical (teca, ébano…) son mucho más resistentes y apenas precisan de cuidados. Es por eso que son los predominantes para este tipo de mobiliario y tarimas de exterior.
Cuidados
Como apuntábamos en el caso de las maderas tropicales, estamos ante un material muy resistente; hay productos como el Aceite de Teca Larga Duración que ayudan a que la madera recupere los nutrientes y se mantenga durante más tiempo. Tiene un gran poder de penetración y resistencia al roce; protege la madera del sol y atenúa los efectos del envejecimiento en los colores teca y miel. Asimismo, tiene un acabado sedoso y suave y contiene filtros que absorben la radiación UV del sol y Hals estabilizadores que capturan los radicales libres.
El producto se emplea sin diluir sobre superficies limpias y secas. Aplicaremos una mano abundante de producto y, pasada media hora, retiraremos el excedente para aplicar una segunda mano. Una vez dada esta segunda mano dejaremos secar durante 12 horas. En condiciones normales, una aplicación cada dos años es más que suficiente.
Para la madera barnizada hay que lijar las superficies hasta dejar los muebles y tarimas libres de imperfecciones. Una vez hecho esto, aplicaremos pinturas y barnices o protectores que, en todo caso, deberán ser productos microporosos para evitar la hinchazón y descamación de la madera del mueble. En el caso de los barnices, podemos decantarnos por acabados mates o brillantes que aumenten la impermeabilidad de la madera y ayuden a evitar su pudrición.
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